Guarijíos, “los que andan por la tierra.

“Los que andan por la tierra”, en su andar, se hacen llamar “macurawi” y son reconocidos como “guarijíos”.  Entre cimas y simas de la Sierra Madre Occidental habitan entre Chihuahua y Sonora, en las cercanías del río Mayo, donde al pasar se escuchan los ecos de la lengua autóctona, guarijío, derivada del tronco lingüístico de la gran familia yuto-azteca.

Cuentan los “macurawi” que cuando Dios quiso poblar la sierra cogió barro y con él les dio forma y razón, morenos y fuertes, y así los echó a “andar por la tierra”, a que “agarraran la tierra”. Faltándole material para concluir su obra, tomó cenizas que revolvió con agua para modelar a los “yori” (mestizos y blancos).

Los “macurawi” festejan los ciclos agrícolas, festejan al Dios creador de todos los seres, representado por una cruz (símbolo en el que se manifiesta el sincretismo de las religiones autóctona antigua y la cristiana); festejan la vida y lo hacen bailando. Baila el “maynate” (rezador) ante la cruz en la “cava-pizca”, bailan la “tugurada”, bailan la “pascola” en Semana Santa y en Día de Muertos. Los músicos tocan arpa y violín. Las mujeres bailan para pedir por la lluvia y por las buenas cosechas. A la Santa Cruz le bailan; beben tesgüino y tepache (de arroz) y bailan; beben bacanora, batari o mezcal y bailan. Comen pozole y tamales… y bailan.

Hasta mediados del siglo XX, las mujeres “macurawi” usaban faldas sin blusa; los hombres, zapeta, y así “andaban por la tierra”, portando sombrero de palma que los distingue como “macurawi”.

“Andando la tierra”, han llegado a conocerla al grado de dominar el uso de 123 plantas comestibles y 17 medicinales que durante la época de lluvias nacen.

Los “macurawi” transforman la tierra en recipientes de barro, llamados “sigorí”; a la palma la transforman en bolsas, a las pieles de los animales en “tehuas” (zapatos) monturas y chaparreras. Así, con sus artesanías, los Macarawi, de barro, bailando “andan por la tierra”.

Colaboradores: Eduardo Lid y Ana Karen Quiroz.

Foto: Isaac Arias/DGCP

Con información de la CDI

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